El consumo compulsivo tiene consecuencias ecológicas
"nefastas".
Según un Informe de la organización mundial conservacionista
WWF señala a los estadounidenses, los canadienses y, en menor medida, a
los europeos como los consumidores que "derrochan de forma irresponsable".
De continuar con estos hábitos, se necesitarían cinco
planetas para abastecer a toda la población.
Este ritmo de consumo, que para los economistas es un signo
del "saludable estado" de la economía mundial, provocó el llamado
cambio climático, entre otros problemas sociales y ambientales, según los
expertos naturalistas. Sin embargo, el público sigue sin ser consciente de las
consecuencias directas de sus actos.
Por todo esto, "es necesario que la gente se transforme
en consumidores con conciencia ambiental y social"
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